Blogia
Pienso, luego existo

Estoy seguro

Cuatro paredes, sólo una luz, artificial. Mi corazón dejó de latir hace muchos años atrás. No respiro, pero siento que me ahogo. El polvo me acompaña, ese polvo que algún día seré, cuando el contacto de la madera bien afilada, me traspase. Mis músculos se contraerán y estallaré en millones de partículas, abandonando esta, si se puede llamar así, oscura “vida”.

Espero con ansiedad tu llegada. Contigo me traes el olor a sol, a luz, a claridad. Quiero ver tu pelo castaño con mil matices obra de los rayos que van a dar a ti, quiero ver tu piel tostada. Tus ojos me darán esa luz que no puedo ver, tus grandes y hermosos ojos verdes, que me miran siempre con curiosidad.

Hoy va a ser el día. Hoy te lo voy a decir. Se me ha clavado en el pecho como una estaca, y quiero morir si no soy capaz de decírtelo. Hoy te diré lo mucho que te amo, lo mucho que te admiro y lo mucho que te deseo.

Oigo pasos, si mi corazón latiera ahora intentaría salirse de mi pecho. Estás todavía lejos, pero tu olor llega a mí, ese olor a rocío que siempre me traes, a nuevo día, a amanecer...

Te detienes detrás de la puerta y susurras mi nombre. Ahí estás. Abro y me dejo inundar de tu presencia. Sonríes, me sonríes, esa sonrisa es sólo mía, me pertenece. Me traes mi “comida”, pero ahora no, no hay tiempo de comer, después. Te invito a que te sientes y me notas extraño. Lo estoy. No sé cómo vas a reaccionar: “Eres lo mejor que me ha pasado en mi vida y no-vida, he conocido a mucha gente, pero nadie que me llene como tú y sólo sé una cosa de mí que es segura y es que estoy enamorado de ti, te amo”.

Estás helada, pero oigo tu respiración, tus latidos y la sangre corriendo por tus venas. De repente tu expresión cambia y te acercas. Me coges la mano y sin hablar, pero diciéndome todo con la mirada, me besas. Siento crecer algo en mí, algo despierta en mi oscuro corazón muerto. Me abandono a ti, a tus labios, a tu boca y a tu lengua.

Estoy seguro de ti.

0 comentarios